Pensamientos sobre el futuro

Es gracioso analizar el futuro porque te das cuenta que significa algo diferente para cada persona y cada quién piensa de el a su manera. Estoy segura de que muchos de mis compañeros escribirán acerca de sus metas, cómo se imaginan a si mismos en uno, dos, veinte o treinta años, y algunos más escribirán del cambio que esperan ver en el mundo en ese lapso de tiempo. Los más románticos lo idealizaran diciendo que no vale la pena preocuparse por el ya que mientras vivamos el presente con fervor, el futuro será alentador, y uno que otro pesimista(¿realista?) hablará de como no espera mucho de él.

A mi parecer, el futuro es un concepto que nosotros hemos creado como distracción para nuestras mentes. No es más que nuestro modo de proyectar nuestros mayores miedos y a la vez darnos esperanza de que algo mejor vendrá.

Intentaré darme a entender. Lo vemos así porque realmente es la única cosa que no podemos saber con exactitud. Eso deja un campo abierto de miles de posibilidades, y nosotros como seres humanos amamos analizar cada una de ellas.

Todos estamos pensando constantemente en el futuro sin siquiera darnos cuenta de ello. Nos levantamos de la cama pensando en qué es lo que vamos a desayunar o si hoy en la oficina nuestro jefe estará de buen humor, nos subimos al carro pensando en sí al llegar a nuestro destino habrá un lugar de estacionamiento disponible o si tendremos que dar toda una vuelta. Inicié este escrito haciendo una lista mental de lo que haré al terminarlo (al escribir esto bajé la página para saber cuánto espacio me faltaba por llenar), y puedo apostar que usted está leyendo esto preguntándose cual es el punto al que quiero llegar, y cuanto más texto ocuparé en llegar al mismo.

Y no sólo pensamos en el futuro inmediato, también pensamos en el futuro lejano — más tiempo del que deberíamos, si me preguntan — . Esto le da a nuestro cerebro una sensación de bienestar, pues se hace creer a sí mismo que está haciendo algo por el futuro, que está planificando, cuando la realidad es que sólo estamos evadiendo el presente por algo que ni siquiera sabemos con seguridad.

No estoy diciendo que esté mal tener metas y objetivos, eso es algo muy bueno porque sobre todo nos guía a saber a donde queremos dirigirnos. El problema empieza cuando imaginas todos tus planes con base en algún paso de esa meta que ni siquiera tienes segura ni has hecho nada para lograrla.

Por ejemplo; quiero bajar de peso. Mi objetivo es bajar de peso, así que comenzaré a ir al gimnasio. También quiero cambiar mi estilo de ropa y empezar a cuidar mis hábitos de sueño. Pero empezaré a hacer eso después de ir al gimnasio. Sí, mejor, una meta a la vez. Igual quiero comprar muchas plantas e iniciar mi propio vivero en casa, pero lo haré después de meterme al gimnasio, pues no sé cuanto dinero tenga que invertir en dietas, ropa deportiva y mensualidad, y no quiero gastar de más con el vivero. Aún no sé cuando iniciaré el gimnasio, pero por lo mientras pondré todas mis demás decisiones de lado, pues debo enfocarme en esa.

Realmente no te estás enfocando en nada. Estás usando el futuro para no salir de tu zona de confort, pues es mucho más fácil pensar en todas las cosas que harás a futuro que realmente pararte y empezar a hacerlas.

En mi opinión deberíamos de dejar de ampararnos en el futuro y empezar a vivir en el presente, haz las cosas que tengas a tu alcance, deja de lado la idea de que necesitas algún factor decisivo para cambiar algo cuando ese factor decisivo eres tú y las decisiones que tomes en este instante.

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